ALIMENTACIÓN DEPORTIVA

Si os habeis propuesto empezar a cuidaros de una vez por todas y empezar a practicar deporte…no podeis olvidaros de seguir también una correcta alimentación.

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Cuando uno habla de alimentación y deporte”, lo primero que se le ocurre es pensar en comer lo mejor posible para así desarrollar una actividad extra sin sufrir agotamiento físico. Sin embargo, no es tan sencillo: aunque comamos un día bien, seguiremos sin ser capaces de correr los 100 metros lisos sin caer en estado de fatiga. Es más, la alimentación y el deporte deben recorrer juntos un largo camino para llegar al podio o simplemente para sentirse bien. Asimismo, hay que tener en cuenta que, además de recorrer unos caminos juntos, la alimentación y el deporte deben estar relacionados. Es decir, no todos los deportes llevan asociado el mismo tipo de alimentación. Se deben hacer diferencias según una serie de características como tipo de acto deportivo, aeróbico o no, características del deportista, etc.

La alimentación del deportista no sólo debe nutrir las células del organismo para que éste se desarrolle y mantenga, sino que, además, debe cubrir el gasto derivado del esfuerzo extra. También, como en otros aspectos de la vida, la alimentación del deportista se ve rodeada de ciertos matices que, si bien benefician en algunos casos, son muy perjudiciales en otros.

Una de las recomendaciones más frecuentes en medicina es llevar a cabo ejercicio físico de forma moderada debido a los efectos beneficiosos que éste tiene sobre el organismo.

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La alimentación del deportista debe considerar las necesidades nutritivas individuales de material combustible y estructural, así como de elementos reguladores en función de la edad, el sexo y del tipo de actividad física desarrollada.

Por ejemplo, en deportes con predominio del trabajo aeróbico, la glucosa y el glucógeno son fundamentales para el metabolismo muscular cuando un ejercicio se desarrolla con una intensidad entre moderada y fuerte y se prolonga durante más de 75-90 minutos. Por eso es importante inculcar en el deportista la idea de que una dieta con menos carbohidratos de lo aconsejable puede ser el origen de una fatiga temprana; porque cuando se trata de un ejercicio de resistencia aeróbica, la fatiga generalmente aparece como consecuencia de un agotamiento del glucógeno muscular o una hipoglucemia.

Cuando se practica un deporte con cierta intensidad, el metabolismo tiene que adaptarse a la nueva situación, por lo que las necesidades de nutrientes cambian significativamente

Los nutrientes en el deporte: Agua y electrolitos:

El ejercicio físico aumenta el metabolismo corporal de un 5 a 10 veces por encima del gasto energético basal. Aproximadamente del 70 % al 90 % de esta energía es liberada en forma de calor, provocando así la sudoración cuya finalidad es regular la temperatura corporal.  Además, las condiciones climáticas, la vestimenta y la intensidad del ejercicio influencian la tasa de sudoración, que es uno de los síntomas característicos de la realización de ejercicio físico.

La cantidad de agua que se llega a perder puede ser lo suficientemente importante como para llegar a la deshidratación si no se actúa correctamente. Por tanto, la reposición de líquidos debe ser una de las principales preocupaciones de los deportistas.

La reposición hídrica no puede sólo consistir en reponer agua y sal, además debe introducir el resto de electrolitos, cuya misión dentro de la actividad deportiva está bastante definida:

Potasio

Función muscular
Almacenamiento de glucógeno
Equilibrio hídrico

Sodio

Equilibrio hídrico
Activación enzimática

Calcio

Activación de nervios y músculos
Contracción muscular

Magnesio

Activación enzimática
Metabolismo de proteínas
Función muscular

Fósforo

Formación de ATP

Los nutrientes en el deporte: Agua y electrolitos La importancia de los minerales obliga a ser muy cuidadosos con objeto de asegurar las necesidades mínimas, motivo por el que es muy importante respetar las RDA (Recomendaciones Dietéticas Aconsejadas). También se recomienda que se tomen en cantidad suficiente a través de una dieta sana, equilibrada y variada, adecuada al deportista, y que solo se utilicen compuestos tipo “suplementos vitamínicos” en caso de necesidad.

Aunque con las cantidades recomendadas por la RDA se cubren las necesidades generales, en la dieta del deportista hay que tener en cuenta otras particularidades directamente dependientes del acto deportivo: :

  • La duración de la prueba.
  • La intensidad con la que se practica.
  • Las condiciones climáticas externas (temperatura y humedad).

La sensación de sed no es un buen indicador de los requerimientos de agua corporales. En general la sed no se percibe hasta que la persona ha perdido una cantidad de agua correspondiente al aproximadamente 2% del peso corporal.

Las normas a tener en cuenta para conseguir un aporte adecuado de líquidos en un acto deportivo son las siguientes:

  • Asegurar que se compensan las pérdidas, sobre todo en deportes de resistencia (dada su larga duración).
  • Rechazar el suministro de tabletas de sal aisladas.
  • Beber líquido sin una cantidad de sal adecuada (agua del grifo, té, refrescos, etc.) es poco acertado, ya que puede ocasionar una mayor pérdida de electrolitos y producir “rampas musculares”.

Los nutrientes en el deporte: Hidratos de carbono:

Hidratos de carbono Es la principal fuente de energía para el organismo debido a su alta rentabilidad. Es decir, para descomponer una molécula de glucógeno es necesaria poca energía y como resultado de la descomposición se obtiene mucha energía que el organismo puede utilizar. No ocurre lo mismo con lípidos y proteínas.
Se almacenan en forma de glucógeno en el músculo y en el hígado. Sin embargo, la “despensa” de la que dispone el organismo es muy reducida. Es decir, la capacidad de almacenamiento es pequeña y, por lo tanto, las posibilidades de que se agote la fuente son muchas si no se cuenta con un aporte externo adecuado. Las dos “despensas” orgánicas son el hígado y el músculo, y en el acto deportivo la utilización de una u otra es importante, ya que tienen funciones diferentes:

El glucógeno del hígado regula la concentración de glucosa en sangre, y es esta glucosa la que alimenta el cerebro de forma constante (el cerebro no dispone de reservas y sólo puede utilizar glucosa como fuente de energía). Si el cerebro está bien alimentado funciona bien, lo que garantiza la capacidad de concentración y un buen estado de ánimo.

Por su parte, el glucógeno muscular debe abastecer las necesidades del músculo para llevar a cabo el trabajo derivado del desarrollo de la actividad deportiva.

En la dieta del deportista se aconseja que entre un 60%-70% de las calorías consumidas diariamente procedan de hidratos de carbono, debido a su gran importancia. En una dieta de 3.000 kcal, aproximadamente, 1.900 kcal deben proceder de hidratos de carbono. Para asegurar estas cantidades, tras cada entrenamiento se han de aportar unos 405 g de carbohidratos. Aunque parezca una cantidad demasiado alta, se puede conseguir con una mezcla de alimentos similar a la del ejemplo a continuación propuesto para cada comida importante (tres comidas), así como en las dos de acompañamiento (comidas intermedias).

1 porción de arroz integral de 50 g ó 200 g de patatas ó 60 g de pasta integral Aprox. 8 g de carbohidrados
200 g de guisantes o zanahorias 24 g de carbohidratos
150 g de guisado de ave 11 g
150 g de mezcla de frutas en almibar 23 g
200 ml de zumo de manzana 12 g
TOTAL:   108 g

Para el deportista también es importante saber que no todos los hidratos de carbono son iguales. Existen diferencias entre unas moléculas de hidratos de carbono y otras, según su posibilidad de ser utilizadas por el organismo, y el tiempo que pasa desde que se toman hasta que pueden ser utilizadas: las de absorción lenta y absorción rápida y que es lo que se conoce como «índice glucémico», según el cual se pueden dividir en:

  • Azúcares de IG elevado: (glucosa, maltosa, poliglucosa, puré de patatas, arroz blanco, pasas). Son azúcares simples y de rápida absorción por parte del intestino, o complejos pero compuestos por almidones fáciles de hidrolizar. Es muy útil su ingesta durante el ejercicio, aunque exponen a posibles hipoglucemias (disminución de los niveles de glucosa en sangre) al prolongarse el ejercicio.
  • Azúcares con IG medio o bajo: (sacarosa, fructosa, arroz integral, patatas, batatas, legumbres, pan integral). Su absorción intestinal es lenta o sus almidones son ricos en almilosa poco gelatinizada y pobres en amilopectina más difícilmente atacables por las amilasas. Son los mejores para pruebas que se desarrollan en periodos de tiempo prolongados.

Los nutrientes en el deporte: Lípidos o grasas: lipidos (1)

Son menos rentables energéticamente que los hidratos de carbono, pero tienen mayor disponibilidad, debido a que el organismo dispone de una “gran despensa”. Son el mejor combustible en pruebas de larga duración. La energía procedente de los lípidos se utiliza una vez agotada la procedente del glucógeno.

Se almacenan en el tejido adiposo en forma de triglicéridos (moléculas compuestas por ésteres de glicerol y tres moléculas de ácido graso). Estos ácidos grasos pueden ser saturados e insaturados (mono y poliinsaturados). Los lípidos, además de suministrar energía, constituyen la fuente indispensable para el aporte de vitaminas liposolubles A, D y E. No obstante, estas ventajas no deben inducir a una dieta rica en grasas para los deportistas. La ingesta de grasa debe representar de modo general alrededor del 30% de las necesidades energéticas diarias, excepto en los deportes de resistencia, que se puede llegar al 35%. También se recomienda sean grasas de calidad, procedentes de aceite de oliva, frutos secos y pescados grasos, evitando las grasas saturadas procedentes de carnes rojas, mantequillas y natas. Es importante saber que una dieta rica en grasa hace disminuir el almacenamiento de glucógeno, con la consiguiente disminución de la capacidad de potencia.

Los nutrientes en el deporte: Proteínas

Los nutrientes en el deporte: ProteínasEl deportista suele tener mayores requerimientos proteicos, no solo por la cantidad de masa muscular, sino porque hay un mayor grado de ruptura de proteínas musculares durante el ejercicio físico. Por ello, las demandas proteicas son superiores a la población general, dependiendo de la modalidad deportiva y de la masa muscular, varía entre 1,2 y 1,7g de proteínas/kg/día.

Las proteínas, a diferencia de los carbohidratos y las grasas, son un componente estructural no energético:

  • Forman una parte importante en la composición de las membranas celulares.
  • Son proteínas la miosina y la actina, fundamentales en la contracción muscular.
  • Forman parte de hormonas peptídicas.
  • Intervienen en el transporte de hormonas y de diferentes sustratos.
  • Están implicadas en la defensa inmunitaria del organismo.

La deficiencia de proteínas en la dieta del deportista puede provocar:

  • Disminución de la capacidad de resistencia mental y corporal.
  • Insuficiente formación de proteínas corporales, con la consiguiente pérdida/desgaste muscular.
  • Actividad enzimática disminuida, con la consiguiente ralentización de los procesos metabólicos.
  • Menor resistencia a infecciones.

Las recomendaciones medias de proteínas son las siguientes:

Actividad

Proteínas/kg peso
Adultos no deportistas

Deportistas de resistencia

Deportistas de resistencia y velocidad

Deportistas de fuerza

Deportistas durante el entrenamiento de fuerza

0.8-1 g

1,2-1,5 g

1,5-1.7 g

1,5-2.0 g

2.3-3.0 g

Destacar que un consumo excesivo de proteínas conduce a efectos claramente negativos como la mayor producción de urea y ácidos no metabolizables, que aumentan las necesidades de agua para su excreción. Además, la acidosis consiguiente debido a estos últimos compuestos, conduce a movilizar el calcio procedente de los huesos para compensar este efecto.

Los nutrientes en el deporte: Micronutrientes:

En general, se puede decir que todas las vitaminas están aumentadas en los individuos que llevan a cabo una actividad física de cierta magnitud y con frecuencia.

Aun así, si se lleva una alimentación (para deportistas habituales o cualquier otra persona, no deportistas de alto rendimiento) equilibrada y adecuada en cantidad y calidad respecto de energía y macronutrientes, también es adecuada y equilibrada respecto de los micronutrientes.

Las RDA en cantidades de nutrientes son las mismas para un deportista que para una persona de la misma edad, sexo y peso. Aunque existen algunos complementos vitamínicos que os pueden aportar ENERGIA EXTRA porque añaden otros componentes a su formulación:

ENERGIA EXTRA

Este artículo lo hemos escrito gracias a información proporcionada por la UNED. Si quereis saber más…

http://www.uned.es/pea-nutricion-y-dietetica-I/guia/deporte/index.htm?ca=n0

En el siguiente link os damos una buena pauta para empezar a correr…

Plan de entrenamiento de 12 semanas para empezar a correr

Y unos buenos consejos…

DECÁLOGO DEL BUEN DEPORTISTA

¿Os hemos convencido?

¿A QUE ESPERAS PARA EMPEZAR A CORRER?

OMEGA-3 EN EL DEPORTE

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) :

  • Los adultos de 18 a 64 años deberían realizar un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o una combinación equi­valente de actividades moderadas y vigorosas.
  • La actividad aeróbica se debería practicar en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo.
  • Sin embargo, con el fin de obtener aún mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edad deberían aumentar hasta 300 minu­tos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien hasta 150 minutos semanales de actividad física intensa aeróbica, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
  • Dos veces o más por semana, se deberían realizar actividades de fortale­cimiento de los grandes grupos musculares.

Además de las recomendaciones hechas por la OMS, es importante destacar que hay una dilatada evidencia científica sobre la relación entre la actividad física y la mejora de la salud:

  • Una de las más claras es la protección cardiovascular, por reducción de la hipertensión arterial o la mejora del perfil lipídico con el aumento de las HDL (lipoproteínas de alta densidad, denominadas comúnmente colesterol bueno) y la diminución de los triglicéridos
  • La actividad física mejora el síndrome metabólico. El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo que en un mismo individuo aumentan su probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular o una diabetes tipo 2 .
  • También hay evidencia de que el ejercicio mejora la salud mental en gene­ral reduciendo la ansiedad, el insomnio y los trastornos del ánimo.

La dieta es también una parte fundamental. El consumo de omega-3 produce un gran beneficio en el deportista.

 Omega-3:

Una dieta equilibrada consta de hidratos de carbono (glúcidos), proteínas y lípidos (grasas), además de minerales, vitaminas, otros oligoelementos y agua.

Entre ellos hay algunos que se denominan esenciales, lo que significa que nuestro organismo no los puede sintetizar y, como son necesarios, deben incorporarse con la dieta, como son: diferentes aminoácidos (constituyentes de las proteínas) y los ácidos grasos esenciales (constituyentes de los lípidos o grasas).

Hay dos tipos de ácidos grasos, los insaturados, que aportan beneficios saludables al organismo, y los saturados, que si se consumen en exceso aumentan el colesterol y perjudican el sistema cardiovascular.

Los ácidos grasos insaturados se clasifican en monoinsaturados y poliinsaturados y están presentes principalmente en el reino vegetal y en el pescado azul. Los ácidos grasos saturados se encuentran principalmente en la grasa de origen animal y en sus productos derivados.

Los ácidos grasos poliinsaturados pueden clasificarse en omega-3 y omega-6. Algunos de estos ácidos grasos omega-3 y omega-6 se consideran esenciales y se deben incorporar a la dieta a través de los alimentos o con complementos alimenticios, cuando estos no los aportan en cantidad suficiente. El resto de ácidos grasos los puede sintetizar el propio organismo y no son imprescindibles en la dieta.

Los ácidos grasos omega-3 pueden clasificarse a su vez en :

  • omega-3 de cadena corta, que se encuentran principalmente en los aceites de origen vegetal, el representante es el ALA (ácido alfa-linolénico).
  • omega-3 de cadena larga, que se encuentran principalmente en el pescado azul y cuyos principales representantes son el EPA (ácido eicosapentaenoico)y el DHA (ácido docosahexaenoico).

Estos dos ácidos grasos son los más importantes por sus beneficios en nuestro organismo, ya que aportan protección cardiovascular y del sistema nervioso, así como protección del estado general de salud.

Funciones básicas de los omega-3:

Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga tienen dos funciones muy importantes en el organismo:

  • Aportan fluidez y permeabilidad a las membranas celulares, permitiendo el intercambio de moléculas con el medio, o con otras células, para que el órgano realice correctamente sus funciones.
  • Regulan la expresión de genes que pueden estar implicados en el desarrollo de enfermedades.

Procesos en los que intervienen los omega-3:

Los omega-3 de cadena larga han demostrado ser necesarios en los siguientes procesos:

  • En la reducción de los estados inflamatorios sistémicos que son la base de patologías cardiovasculares y metabólicas .
  • En la formación y el desarrollo del sistema neurológico desde la etapa fetal y en las fases de crecimiento infantil.
  • En el mantenimiento e incluso la recuperación de las funciones cognitivas desde la edad adulta hasta la edad avanzada.
  • En la regulación de la conducción del impulso nervioso en el corazón que determina la frecuencia cardiaca.
  • En la regulación del metabolismo de los lípidos, actuando sobre los triglicéridos e impidiendo la oxidación del colesterol-LDL y su depósito en forma de placas de ateroma.
  • En el mantenimiento de la flexibilidad e hidratación cutáneas evitando el envejecimiento provocado por los rayos UV y por otros agentes externos o derivados del envejecimiento natural.

¿Por qué optar por el omega-3?:

Los ácidos grasos omega-3 tienen reconocidos efectos sobre:

  • Sistema cardiovascular, como el corazón y las arterias, mejo­rando la función cardíaca.
  • Sistema neurológico: facilitan la concentración, estimulan la memoria, mejoran el estado de ánimo e incluso la visión
  • Protección antiinflamatoria: estudios recientes indican que la complementación con ácidos grasos omega-3 reduce el dolor muscular después de un ejer­cicio intenso, signo asociado a una inflamación local. Además, los ácidos grasos omega-3 pueden aumentar la fuerza muscular y/o reducir la fatiga, gracias a sus propiedades anabóli­cas en el tejido muscular
  • Sistema respiratorio: puede mejorar algunos parámetros de función pulmonar como el FEV1 (volumen espiratorio forzado en el primer segundo) o la FVC (Capacidad Vital Forzada)
  • Metabolismo: aumentan la tasa metabólica y disminuyen la masa grasa .

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La SCC o Supercritical Concentration es un método de extracción de ácidos grasos omega-3 de cadena larga (EPA y DHA) a partir del aceite de pescado que utiliza la tecnología de fluidos supercríticos para obtener una máxima concentración y pureza de los mismos.

Obtener un complemento de EPA y DHA en Supercritical Concentrationsignifica que las cantidades de estos ácidos grasos omega-3 de cadena larga respecto a la cantidad total de producto que hay en el complemento es muy alta y, por lo tanto, que tiene las menores cantidades posibles de otros nutrientes o elementos diferentes a los requeridos, sean o no beneficiosos, perjudiciales o neutros para el consumidor.

Asimismo, cuando el EPA y el DHA se encuentran en Supercritical Concentration se ha demostrado que su absorción intestinal y, por lo tanto, su biodisponibilidad es mayor. La biodisponibilidad de un nutriente es la cantidad del mismo que puede ser utilizada por el organismo y así, si este nutriente tiene una alta biodiponibilidad, significa que va a conseguir una mayor eficacia.

los beneficios que aporta la Supercritical Concentration son los siguientes:

  • Mayor pureza: no se utilizan disolventes orgánicos como el etanol.
  • Mayor seguridad: el proceso de extracción se consigue a base de CO2 a baja temperatura, reconocido por la FDA americana con el máximo nivel de seguridad o GRAS (Generally Recognized As Safe), frente a los disolventes orgánicos que son más contaminantes. Se consigue así un producto de gran estabilidad.
  • Mayor biodisponibilidad: se consigue mayor absorción y aprovechamiento al contar con altas concentraciones de DHA y EPA.
  • Mayor eficacia: altas concentraciones de DHA y EPA.
  • Mayor ecología: no se generan residuos.
  • Mayor comodidad: como cada cápsula contiene una mayor cantidad de DHA y EPA, se requiere tomar un menor número de cápsulas para conseguir las cantidades necesarias.

Omega-3, función cardiovascular y ejercicio:

La suplementación dietética con EPA y DHA puede incrementar el aporte de oxígeno durante el ejercicio y esto puede tener implicaciones beneficiosas incluso para las personas con enfermedad cardiovascular y tolerancia reducida al ejercicio.

El sistema cardiovascular tiene funciones importantes durante el ejercicio: por ejemplo, proporciona oxígeno y nutrientes a los músculos, y oxigena la sangre devolviéndola a los pulmones. Sabiendo que el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido eicosapentaenoico (EPA) tienen efectos beneficiosos sobre la función cardiovascular, un estudio midió cómo la suplementación dietética con DHA (2 g/día) + EPA (3 g/día) durante 6 semanas influye en el volumen de eyección (la cantidad de sangre bombeada hacia fuera del corazón en cada contracción), el rendimiento cardiaco (la cantidad de sangre que deja el corazón cada minuto) y la resistencia vascular sistémica (la resistencia que experimenta la sangre al viajar por el sistema circulatorio) durante 20 minutos de ejercicio de bicicleta (10 minutos a baja intensidad y 10 minutos a moderada). La suplementación aumentó los incrementos en el volumen de eyección y el rendimiento cardiaco, y tendió a atenuar la reducción de la resistencia vascular sistémica durante el ejercicio moderado.

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