La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el asma como “una enfermedad crónica que se caracteriza por ataques recurrentes de disnea (falta de aire) y sibilancias (pitidos en el pecho)”.
Los síntomas del asma son conocidos internacionalmente por todo el mundo: sensación de ahogo, falta de aire, asfixia…
Durante un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones.
Esto se produce cuando las vías respiratorias se inflaman y reaccionan ante agentes externos como el polen, el humo, el polvo, etc.
Actualmente afecta a unos 235 millones de personas en todo el mundo.
Asma y deporte, compatibles al 100%:
La práctica del deporte y el asma no son incompatibles, sino más bien todo lo contrario.
Una de las prácticas deportivas más recomendables para quienes sufren de asma es la natación.
La natación es uno de los mejores deportes para los asmáticos, porque no provoca excesiva presión pectoral y se practica en ambiente húmedo.
El ejemplo más claro es el del exnadador estadounidense Mark Spitz, quién, a pesar de ser asmático, consiguió siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972.
Generalmente, nadar es mejor que correr. Efectivamente, la natación es uno de los mejores deportes para los asmáticos, porque no provoca excesiva presión pectoral y se practica en ambiente húmedo
Hay algunos deportes que plantean más retos a la gente con asma. Aquí se incluyen los deportes de resistencia, como las carreras y el ciclismo de largo recorrido, que exigen gastar mucha energía sin disponer de largos períodos de tiempo para descansar (lo que ocurre en el fútbol y el baloncesto). Los deportes de invierno, como el esquí de fondo y el hockey sobre hielo, también pueden plantear dificultades.
Practicar deporte mejora la resistencia respiratoria y mejora la tolerancia a la actividad física, siendo así un aspecto importante para llevar un estilo de vida saludable. “El deporte tiene beneficios para la salud respiratoria en diversos ámbitos”.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), por su parte, destaca los siguientes beneficios de la actividad física en niños que padecen asma:
- Mejora el desarrollo general del niño, dado el beneficio psicoemocional e integrador del deporte.
- Se reducen las crisis asmáticas derivadas del esfuerzo.
- Disminuye el nerviosismo ocasionado por las crisis.
- Mejora la condición física y la propia tolerancia: el desarrollo de la musculatura respiratoria permite un incremento de la capacidad pulmonar.
- Ayuda a mantener un peso saludable: cuando existe sobrepeso las complicaciones se duplican.
Es muy importante conocer y evitar los factores que incrementan las crisis asmáticas (humo, tabaco, polvo…). Seguir las indicaciones diarias del tratamiento, asegurarse de llevar siempre la medicación de rescate y acudir a una revisión anual también se posicionan como prácticas indispensables para mantener el asma bajo control.
Por otro lado, existe también el asma inducida por el esfuerzo y deporte:
Se debe sospechar asma de esfuerzo ante la presencia de tos, disnea u opresión torácica después de iniciar el ejercicio en toda persona con historia clínica de asma, atopia o rinitis, o con diagnóstico previo de hiperreactividad bronquial. El diagnóstico diferencial debe hacerse respecto a las enfermedades que producen disnea de diversa etiología, como las de origen cardíaco, metabólico, hematológico u otorrinolaringológico.
Asma inducido por ejercicio físico:
El asma inducido por ejercicio aparece muchas veces sin que los pacientes hayan desarrollado síntomas previamente. Tiene una prevalencia cada vez más alta, de entre un 15 y el 40% de pacientes menores de 40 años.
Cómo diagnosticarlo el asma inducido:
Se trata de una obstrucción reversible y aguda de las vías respiratorias, y los síntomas son similares a los del asma bronquial: tos, disnea y pitos cuando se practica ejercicio. Por eso, para calibrar la existencia de este tipo de asma, se realiza un test consistente en someter a la persona una carrera de seis minutos para, a partir de que alcance una frecuencia cardiaca suficiente, someterlo a espirometrías a los cinco, diez, quince y veinte minutos. Se resuelve de forma espontánea a partir de los 20 minutos y algunos pacientes (de un 30 a un 60%) pueden experimentar una reacción tardía de broncoconstricción entre las 4 y 12 horas posteriores al esfuerzo.
La solución no es suprimir el ejercicio físico.
El asma ha limitado tradicionalmente la práctica del ejercicio físico, especialmente a edades tempranas. Sin embargo, hoy los expertos creen que la práctica del deporte eleva el umbral de crisis del asma. Asma y deporte no tienen por qué ser una mala combinación. La solución no pasa por suprimir el ejercicio físico sino por adaptarlo a las circunstancias de cada persona.
Asma y deporte: consejos de una alergóloga:
Si sufres de asma inducido por el ejercicio, aquí te ofrecemos algunos consejos de Rocío Gámez para continuar practicando deporte:
1.- Adapta el tipo de deporte en función de la temporada: si eres alérgico al polen, no es recomendable que practiques deporte al aire libre en primavera, pero sí la natación.
2.- Elige bien tu deporte y practícalo en las mejores condiciones posibles. El 90% de los pacientes asmáticos practica natación porque refuerza la musculatura bronquial, pero deben tener cuidado al hacer carreras cortas porque supone un sobreesfuerzo por la inhalación de aire frío,
3.- La natación está especialmente indicada para aquellos a quienes se les diagnostica un asma por esfuerzo, porque se realiza en condiciones cálidas y húmedas, y las crisis de asma de esfuerzo se deben a una pérdida de calor y humedad de las vías respiratorias. Sin embargo, es cierto que el sujeto se expone a inhalar cloro, que es irritante. Para evitarlo, debes vigilar la concentración de cloro en el agua, controlar el tiempo de exposición y observar la reacción.
4.- Nunca debes llegar a un ejercicio extenuante y debes parar inmediatamente si sufres una crisis aguda. En condiciones normales, cualquier paciente estable puede hacerlo salvo si tiene una crisis aguda, lo que obliga a interrumpir y recuperarse.
5.- Planifica cuándo vas a hacer deporte y toma medidas preventivas si es necesario: En el caso de asma inducida por ejercicio el paciente tiene que utilizar su medicación preventiva veinte minutos antes, pero sólo si realmente lo necesitan porque si no te puedes habituar.
6.- Los especialistas aconsejan realizar un calentamiento adecuado antes del ejercicio, iniciándolo de manera suave y progresiva hasta alcanzar la intensidad perseguida.
7.- Aprende a respirar correctamente. Uno de los desencadenantes del asma es el aire frío inhalado.
Es muy importante respirar adecuadamente ya que la nariz ejerza su función de calentar, humidificar y filtrar de partículas el aire que respiramos.
La respiración es la función prioritaria y vital para la supervivencia de todo ser vivo, y también para nuestro rendimiento deportivo. Respiramos unas 25.000 veces al día, en un proceso que tiene dos etapas: la inspiración del oxigeno y la espiración del dióxido de carbono.
Pueden existir varias formas de inspirar y espirar y distintas combinaciones entre ellas:
- Nasal
- Bucal
- Naso-bucal
- Buco-bucal
- Naso-nasal
La importancia de inspirar por la nariz:
Cuando el aire penetra por la nariz es filtrado por sus vellosidades, en la que es la primera barrera fisiológica contra las bacterias y cuerpos extraños. Entonces, el aire entra en las fosas nasales, donde se calentará, humidificará y filtrará por segunda vez.
El inspirar por la nariz tiene un efecto termorregulador del cerebro, controla el pH, regula reacciones endocrinas y metabólicas, y regula el sueño y la vigilia. Además, el aire se enriquece por óxido nítrico, que favorece la fijación del oxigeno en los glóbulos rojos. Si se inspira por la boca se pierden todas estas posibilidades para el equilibrio corporal.
Cómo se transforma el oxígeno en energía:
Tras la inspiración, el oxígeno inspirado desciende por la faringe, la laringe y la tráquea, y se introduce en los bronquios y los bronquiolos hasta llegar a los pulmones. Éstos son órganos elásticos y esponjosos que están formados por varios lóbulos, y se encuentran rodeados por una membrana que se llama pleura.
Los intercambios de los gases se efectúan a nivel de los alveolos pulmonares, a través de los vasos sanguíneos. Un adulto tiene unos 750 millones de alveolos que equivalen a una superficie de 150m². El oxígeno que se inspira alcanza los alveolos pulmonares cuya pared esta muy vascularizada y se produce la hematosis (oxigenación de la sangre).
Después, el oxígeno se transporta vía sanguínea en parte gracias al hierro de la proteína hemoglobina que está en los glóbulos rojos para llegar finalmente al músculo, a nivel de las mitocondrias. Allí, la glucosa o los lípidos se metabolizan para producir la energía necesaria a la contracción muscular.
Existen tres causas que hacen que el músculo no reciba suficiente energía para un buen rendimiento:
- La forma de respirar (es muy importante respirar siempre por la nariz)
- El asma de esfuerzo, que reduce el calibre del bronquio durante el esfuerzo
- La carencia de hierro
El dióxido de carbono pasa de la sangre a los alveolos para ser eliminado en la fase de la espiración.
Respiración torácica vs respiración abdominal:
Es mucho mejor la respiración abdominal.
Los pulmones siguen el descenso del diafragma en dirección de la cavidad abdominal y en consecuencia el abdomen se dilata. Como la respiración abdominal implica a menos músculos, este tipo de respiración es menos cansada y se utiliza automáticamente cuando estamos relajados.
La respiración abdominal consciente puede ser particularmente interesante en actividades físicas y también en las intelectuales, porque queda más energía disponible para el resto del cuerpo.
La respiración durante el ejercicio:
En situación de reposo respiramos entre 12 a 15 veces por minuto y en cada respiración se moviliza más o menos medio litro de aire. Es decir, cada minuto movilizamos entre 6 y 7,5 litros de aire. Durante la práctica deportiva se tiene tendencia a mantener la concentración más sobre el esfuerzo que sobre la respiración.
La respiración aumenta para permitir que haya más oxígeno en el organismo y para que, de esta forma, se incremente la producción de energía indispensable para realizar un ejercicio físico.
En situación de ejercicio muy intensa, la frecuencia respiratoria puede llegar a 40-50 respiraciones por minuto y el volumen movilizado en cada respiración se sitúa alrededor de 3-4 litros. En la intensidad máxima de ejercicio se movilizan entre 120 y 200 litros por minuto. Estos valores varían lógicamente en función de la talla corporal y de las características individuales.
Efectos de una respiración incorrecta:
Los efectos de una respiración incorrecta son el ahogo y también enrojecimiento de la cara. Cuando un deportista se ahoga es consecuencia de un aumento de la concentración de CO². Es muy importante expirar prolongadamente y no bloquear la respiración. La espiración debería ser dos veces más larga que la inspiración. La glucosa se transforma en acido láctico ya que no hay suficiente oxigeno. El músculo se acidifica, se vuelve rígido y sus contracciones se alteran, por lo que pueden producirse calambres o contracturas o incluso desgarros musculares.
Durante el deporte, las zonas del cerebro que controlan la respiración están estimuladas por varios factores:
- Informaciones de los receptores de los músculos y los tendones.
- Aumento de la concentración del CO² en la sangre y la disminución de la de oxigeno.
- El aumento de la tasa de adrenalina.
Al inicio del ejercicio hay que concentrarse en la inspiración. Relajar el abdomen y poco a poco hincharlo como un globo. En este momento el diafragma se abre y se absorbe una gran cantidad de oxígeno. En la espiración, se contrae el abdomen lo máximo posible y el diafragma asciende y vacía los pulmones.
Cada deporte requiere un tipo de respiración:
En corredores de fondo, marcha, footing o natación, la respiración debe ser regular, no forzada y rítmica. En general, la espiración debe ser más larga que la inspiración. No se deben hacer dobles espiraciones.
Según el ritmo del ejercicio debemos encontrar el ritmo respiratorio. Son actividades cardiovasculares y la respiración debe tener una cadencia para que se produzca una oxigenación máxima y evitar los calambres.
En carreras rápidas, las pocas respiraciones deben recuperarse después con inspiración nasal-abdominal e espiración nasal para recuperar al máximo la falta de oxigeno.
En la musculación se espira en el momento del esfuerzo, es decir, en el momento en el que se levantan los pesos o los elásticos. Se inspira en la fase de relajación y de recuperación.
Flato: ¿por qué se produce?:
A veces durante el ejercicio puede producirse la aparición de flato, que se debe a la falta de oxígeno del diafragma en personas que están poco habituadas a una intensidad de entrenamiento excesiva. Esta falta de oxígeno está provocada a su vez por una espiración insuficiente. El diafragma se irriga en el momento de la espiración, y, si esta se hace corta, la cantidad de sangre en la irrigación es menor.
Otro factor que puede provocar la aparición de flato es porque se haga ejercicio después de una comida, ya que la digestión necesita una gran cantidad de oxígeno y no hay suficiente para la irrigación del diafragma.
Resumen de conceptos prácticos respecto al asma inducida por el ejercicio y en el deporte y su nivel de evidencia:
- La crisis de asma inducida por el esfuerzo (AIE) ocurre después del ejercicio.
- El ejercicio provocador de AIE debe ser intenso y duradero.
- La crisis de asma de esfuerzo puede ocurrir durante el ejercicio submáximo si es sostenido, sobre todo en niños.
- La crisis de asma de esfuerzo se debe a una pérdida de calor y humedad de las vías respiratorias. La evitación de esta pérdida eleva el umbral de crisis.
- La única prueba que confirma el asma de esfuerzo es la presencia de los signos y síntomas de asma y la disminución del FEV1después de un ejercicio. Cualquier otra prueba expresa una hiperreactividad bronquial que sirve para apoyar una historia clínica orientativa, ya sea con manitol, metacolina o suero salino hipertónico.
- La mejor prevención del asma de esfuerzo es cuidar y tratar bien el asma.
- La crisis de asma de esfuerzo se previene en gran medida haciendo un buen calentamiento y tomando medicación preventiva.
- La medicación preventiva por excelencia son los broncodilatadores beta agonistas.
- La práctica deportiva beneficia la funcionalidad del sistema respiratorio, también en el asmático.
- La práctica deportiva eleva el umbral de crisis del asma de esfuerzo en el niño.
- La práctica deportiva, sin duda con un buen cuidado del asma, disminuye el absentismo escolar por asma.
- El deporte ideal para el niño con asma es el que le guste.
- El deporte ideal para evitar la crisis de asma de esfuerzo es la natación.
- La natación no hace asmático al que no lo es, ni empeora al que lo es, salvo que no esté bien cuidado.
- Muchos niños con asma, pudiendo desarrollar asma de esfuerzo, demuestran disnea en el ejercicio debido a un nivel de condición física bajo. Se debe evaluar para evitar un tratamiento adicional que nunca será efectivo.
- El asma es una enfermedad de riesgo y debe tenerse en cuenta en sujetos que van a hacer actividades lúdicas y deportivas en que una crisis puede poner en peligro su vida o la de otros.
Algunas estrategias de entrenamiento a tu plan de acción contra el asma. Entre ellas, pueden figurar las siguientes:
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La medicación del asma y el dopaje:
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Este artículo ha sido elaborado con información extraida de:
- www.farmarunning.com
- www.es.gsk.es
- www.sepacontenidos.es
- www.kidshealth.org
- www.saludmasdeporte.com
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