Hoy vamos a hablar de la intervención motivacional para fomentar la actividad física.
Todos creemos con más fuerza en lo que nos decimos en voz alta.
La entrevista motivacional (EM) es un estilo de intervención que se hace por y con la persona. Este tipo de afirmaciones en primera persona facilitan que la persona insuficientemente activa exprese en voz alta las dudas, los miedos, y las antiguas estrategias para cambiar de hábitos…y que de momento, no le han funcionado.
Se trata de conseguir aumentar su motivación por el cambio. Es especialmente efectiva cuando empezamos a bordar el tema de los beneficios de la actividad física. Se trata de resolver las primeras dudas y trabajar la ambivalencia.
Para que se pueda hablar de entrevista con espíritu motivacional, la entrevista debe tener en cuenta cuatro premisas:
- La colaboración de ambas partes, mantener una atmósfera respetuosa interpersonal positiva.
- La aceptación de la otra persona con empatía, y con el reconocimiento de su valor y potencial y de su autonomía.
- La promoción activa del bienestar del otro y la priorización de sus necesidades.
- La evocación. Muchas personas ya tienen en su interior lo que necesitan, sólo se debe activar y evocar ello.
Hay cuatro procesos que se solapan en la EM, pero que serían como cuatro escalones:
- Establecer un vínculo terapéutico, un estilo de colaboración entre la persona interesada y la persona que le va a ayudar a empezar a practicar actividad física. Este vínculo debe estar basado en el respeto y la confianza.
- Enfocar la EM hacia un diálogo de cambio que se pueda mantener y desarrollar.
- Hacer aflorar los motivos y los recursos que puede tener cada persona. Se trabaja con las emociones las ideas
- Analizar el porqué y cómo se puede hacer.
Sin objetivos claros es difícil que este tipo de entrevista de sus frutos…
Cuando ya hay motivación, se puede planificar, desarrollar un plan de acción y establecer un compromiso hacia el cambio, haciendo escucha reflexiva.
Con la intersección de estos cuatro componentes, podemos desarrollar unas habilidades comunes a estos procesos:
- Formular preguntas abiertas
- Afirmación
- Hacer escucha reflexiva
- Resumir
La intervención motivacional se basa en:
- Informar
- Aconsejar
El modelo motivacional respeta a la persona, sus creencias y su escala de valores.
Estrategia de la intervención motivacional:
a) Preguntas abiertas:
Por ejemplo:
- «¿Qué piensas de la actividad física?»
- «Explícame como es un día normal con respecto al tiempo sentado»
- «Explícame como te has sentido si alguna vez has hecho actividad física»
- «¿Qué te ha impedido hasta ahora realizar actividad física?»
Las preguntas abiertas invitan a la persona sedentaria a hablar abiertamente de la actividad física / sedentarismo y sus sentimientos hacia el tema.
b) La escucha reflexiva:
Es una habilidad fundamental, nos damos cuenta de que lo hemos comprendido, y las afirmaciones reflexivas, en verbalizarlas, hacen que la persona vuelva a escuchar sus ideas y emociones y que vuelva a reflexionar.
La escucha reflexiva hace que la persona siga hablando, explorando y pensando.
Durante la entrevista se deben destacar todas las acciones e intenciones positivas de la persona, afirmarla en sus ganancias anteriores y a medida que se vayan produciendo.
c) Posicionamiento:
Posicionamiento sobre la importancia, la confianza o la disponibilidad en relación con el hecho de dejar de ser inactivo / sedentario:
Podemos presentar a la persona inactiva o sedentaria una escala visual del 1 al 10 (el 1 es nada y el 10 es mucho) y le pide que se posicione.
Ejemplos:
- «¿Qué importancia das al hecho de hacer actividad física?»
- «Hasta qué punto crees que conseguirás empezar a hacer actividad física? »
- «Hasta qué punto te sientes preparado para empezar a hacer actividad física?»
- «Hasta qué punto sientes que puedes romper con los ratos de tiempo sentado?»
Una vez la persona se ha posicionado en la escala le tenemos que hacer reflexionar con nuevas preguntas:
Ejemplos:
Cuando preguntamos «¿Por qué un 6 y no un 9?», la persona verbalizará todo lo que le aporta el hecho de ser inactivo y las dificultades que tiene para conseguir hacer actividad física.
En cambio, si la pregunta es «¿Por qué un 6 y no un 3», la persona posiblemente explicará las ventajas de empezar a hacer actividad física.
Se recomienda empezar por esta última opción y complementarla con preguntas como estas:
- “¿Qué debería suceder para que pasara de X a Y?”
- “¿Cómo os puedo ayudar a pasar de X a Y?”
La combinación de estas preguntas es una herramienta muy valiosa para provocar que las personas sedentarias reflexionen y generen pensamientos que las ayuden en el proceso del cambio.
En el próximo artículo hablaremos de cómo hacer un adecuado asesoramiento de actividad física.
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